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Foto del escritorVentura Camacho

Breve apunte sobre el bloqueo y una propuesta para su resignificación.


Hay patrones instalados a conciencia que asocian el problema con el fracaso. Si respondemos a esos patrones, si les damos fuerza, perdemos la oportunidad de resignificar las dificultades como oportunidades para el aprendizaje.

Recuerden esta sencilla y poderosa frase : no hay error sólo aprendizaje. Pese a que “resignificar” es un verbo que no recoge la RAE, su uso está muy extendido en coaching y en otras disciplinas relacionadas con el crecimiento personal y se refiere a “dar otro significado a una situación”, es decir, “cómo le damos la vuelta a lo que inicialmente parece un problema para ponerlo a trabajar en nuestro favor”. Veamos un ejemplo: Me encuentro en un proceso de cambio personal y he notado grandes avances iniciales. Siento que voy dejando atrás, que me desprendo de acciones que no quiero ya en mi vida. Experimento una alegría, incluso cierta euforia, que se ve truncada cuando, sin saber bien cómo ni cuándo, vuelvo a repetir patrones que pensaba que había dejado atrás o siento que no sé bien por dónde seguir avanzando, noto que el proceso es más lento de lo que esperaba y quizás eso me haga sentir cierta desmotivación e incapacidad para discernir cómo seguir y si vale incluso la pena hacerlo.

Atender esas emociones iniciales, sentirlas es absolutamente necesario. Negarlas sólo aportaría frustración al proceso. Una vez atendemos esas emociones y las reconocemos, quizás podamos poner un poco de distancia y ver cómo podemos darle otro significado a esta situación para encontrar una solución que nos haga más felices. Un poco de resignificación: Si existe el bloqueo es porque hay un fluido anterior que se detiene y una plena consciencia de esa interrupción. Es decir, no hay bloqueo si no estamos ya en el camino y si no estamos observando nuestro proceso. 3 puntos para nuestro marcador: voluntad de cambio + estar en el camino + buena observación de nuestro proceso. Eso ya lo tenemos. Si el bloqueo nos causa conflicto es porque deseamos que desaparezca y continuemos nuestro proceso hacia donde realmente queremos ir (contrasta lo que deseamos con lo que tenemos). Es decir, somos protagonistas de nuestro proceso y nos obliga a estar seguros de a dónde queremos ir o al menos de dónde queremos salir. Eso sube también al marcador.

El bloqueo emocional forma parte de ese camino, es el camino también. En mi opinión, no debería ser visto como un fracaso ni como una involución en el proceso sino más bien como una oportunidad para preguntarnos qué acciones nuevas estamos necesitando o para qué cambios todavía no estoy preparado. El bloqueo es, en cierto modo, un sistema de defensa. Nos está ofreciendo tiempo para fortalecer y reorganizar nuestro proyecto, para actualizar nuestra estrategia. Quizás nos esté alertando de que todavía tenemos miedo a soltar lo que no queremos y si no soltamos lo viejo no habrá espacio para lo nuevo. Quizás ha llegado el momento de definir con mayor claridad lo que quiero y lo que no (deseo verdadero y objetivo) , y reescribir con mayor precisión la meta que nos hemos marcado. En esos “quizás” hay una pregunta para cada uno.

En el movimiento que supone desplazarse del estado de quiebre al estado deseado andamos por caminos inéditos, no transitados anteriormente. Uno siente que esos caminos no salen en el mapa. Estamos descubriendo nuevos territorios personales donde es comprensible la desorientación e incluso perderse. Cuando esto sucede uno debe darse el tiempo necesario para reubicarse y reorientarse. En definitiva, propongo utilizar ese tiempo que el bloqueo nos regala para conectar con las emociones que se mueven en el proceso con total sinceridad y apertura, y responder a las preguntas que van surgiendo en el conflcto: ¿Qué intención positiva trae este bloqueo? ¿Qué me está tratando de decir esta situación? ¿Hay algo que todavía no he soltado que impide que entre lo nuevo?

¿Estoy preparado para asumir el cambio? ¿En qué momento estoy de mi proceso? (aprovecho para hacer un listado de todos mis logros)

¿Qué me exige esta nueva situación? ¿Qué recursos nuevos tengo que desarrollar? ¿En qué me estoy enfocando?¿En qué quiero enfocarme? Si respondemos con sinceridad a estas preguntas aparecerán las herramientas necesarias para seguir avanzando hacia donde queremos y obtendremos la oportunidad de conocernos todavía mejor lo que nos fortalecerá y dará seguridad para encarar posibles dificultades futuras.


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