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De cuando la poesía vino para sanarnos


A veces me sucede que estoy por casa y me viene a la cabeza un libro. Voy a la librería y lo busco. Se genera una necesidad súbita de leer algo. Mis libros habitan en un desorden controlado y no suelo tardar mucho en encontrar lo que busco. Cuando lo localizo, lo abro al azar y sé que en ese preciso lugar (a estas alturas todo el mundo sabe que los libros son lugares) hay un mensaje esperando. Soy así. Sé que no estoy solo en esto.

El libro de Pessoas (28 heterónimos esperando a Fernando Pessoa) (i) fue todavía más fácil de encontrar porque ya estaba esperando sobre sus compañeros, fuera del (des)orden, indisciplinado y díscolo, y su preciosa portada, con una bella ilustración de Ricardo Ranz, destacaba sobre el blanco nuevo del estante. Ábrolo y leo. Sabernos

Torpes equilibristas de un camino cuyas leyes se ignoran,

sabiendo que un vértigo de luz sostiene el alma

en este cíclico vencer el miedo.

Es preciso tapar el rostro,

sentir de otra manera, morir

hasta alcanzar el mar,

nadar así con fuerza a la otra orilla

que sostiene tu cuerpo.

Dejo un espacio para el silencio. Me invade una sensación de agradecimiento. Se instala en el pecho. [Es importante localizar en el cuerpo nuestras emociones. Conectarnos con la piel y la carne. *Cuando le pregunté a A. el otro día dónde sentía su alegría tras hacer una dinámica de “Puente al Futuro”, me dijo que en la boca y en la barriga. Acababa de expresar algo que no había dicho nunca y me pareció que era una liberación mental. Le dije que en la boca está la verdad y en la barriga el pensamiento. Me miró desde sus 12 años como si ya lo supiera. Cierro corchete.] Dos páginas más atrás aparece el nombre de la autora del poema, la gaditana Isabel de Rueda (ii) y en la página siguiente otro poema más: Tan difícil es

construirse uno mismo. Ser esencia

una vez más y deshacerse

de toda la hojarasca que está en ti. Tan difícil es

barrer el alma, blindar el miedo,

los charcos salpicados

de oscuras avenidas en la caverna

oculta de tus sombras.

Liberarse

de aquel latido opaco y ser orfebre

de uno mismo,

crisálida de nuevo de ese parque

raído de tus ojos.

Florecer en ese inútil esfuerzo de cambiar

el alma. Freud, Jung, Jodorovsky (entre otros) (iii) han hablado del inconsciente como “una selva”, un mundo “hecho de imágenes, de metáforas y de arquetipos”. La poesía, al igual que la fotografía, hace de la imagen y la metáfora herramientas poderosísimas para transcender el consciente del lector y sumergirse en sus adentros. Del interior del creador al interior del lector. A mi la metáfora me parece una de las herramientas más útiles para el cambio. Te propongo un juego: Prueba a definir tu estado, tu personalidad, tu momento personal con una metáfora y a ver qué sucede. Descríbete como si fueras una casa ¿Cuáles son tus cimientos? ¿Cuántas estancias tienes? ¿Cómo son tus ventanas, tus puertas? ¿ De qué materiales estás compuesto? Y así. O bien puedes definirte con tu propia metáfora utilizando la fórmula: En la actualidad soy como …. y me gustaría ser como …. / o actualmente me siento como …... y me gustaría sentirme como ….. Juguemos. Puedes enviarme tus metáforas si quieres. Leí a Jodorovsky decir: “Las únicas palabras sanadoras que entiende el inconsciente son los rezos y los encantos. Para convertirlo en aliado protector es necesario seducirlo por actos de naturaleza teatral o poética. Así como el inconsciente acepta los placebos, también acepta los actos metafóricos. Las pulsiones no se resuelven subliminándolas sino realizándolas de forma simbólica”. Se me antoja innecesario explicar los poemas. Probablemente digan algo diferente para cada lector. Me permito hacer un listado de preguntas y conceptos que me plantean e invitaros a localizar las imágenes donde descansan. ¿Qué factores dan equilibrio a tu vida? ¿Qué valor le das al equilibrio? ¿Sientes que tu vida está desequilibrada? ¿Qué puedes hacer para recuperarlo? ¿Qué necesidad tenemos de controlar lo que sucede en nuestro camino? ¿En qué medida el control se puede volver en nuestra contra? ¿Sabemos soltar el control? ¿Qué papel juega la intuición en tus decisiones? ¿Cómo sobrellevamos las recaídas, la insistencia del miedo en ponernos freno? ¿Cuál es la utilidad del miedo? Cuando nuestra manera de hacer y de sentir lo que hacemos no nos lleva a ningún sitio ¿Somos capaces de abrirnos a nuevas percepciones? ¿Sabemos crear alternativas?

¿Qué esfuerzos requiere llegar a nuestros objetivos? ¿De qué cosas, actitudes, creencias, pensamientos te gustaría desprenderte? ¿Qué cosas te impiden seguir avanzando? ¿Podrías identificar aquello que forma tu esencia, tu estructura emocional? ¿En qué medidad dedicas tiempo a pensarte, a (re)conocerte?

¿Has cogido ya las riendas de tu vida?

Y con esta última pregunta, que es en sí otra metáfora, me despido. Podéis dejar vuestros comentarios en el blog o por privado a venturacamacho@gmail.com

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i PESSOAS, 28 heterónimos esperando a Fernando Pessoa. KARIMA EDITORA, SEVILLA. 2016. ¿Quieres saber más sobre el libro? Aquí.

ii Isabel de Rueda. Nace en Jerez de la Frontera. Ha publicado poemarios como: Tu silencio en voces, Pisadas sobre lienzo, A propósito del espejismo, Pizarras de agua, Horquillas en la ventana. HA sido premiada en diferentes certámenes y su obra publicada en diferentes revista y antologías poéticas.

iii Utilizo el masculino como genérico por cuestiones de fluidez en el texto. El lector y la lectora lo entenderán.


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